Setsuko y yo

Después de haber leído esta carta, es posible que hayáis tenido la misma sorpresa que yo tuve en su momento. Poco más puedo añadir sobre esta misteriosa muchacha. Sólo espero que sigan llegando más cartas, y más notas, y más escenas, y más emociones. Para poder, así, seguir contando este relato.

Y, quién sabe, quizás algún día encuentro el modo de comunicarme con ella, y de devolverle alguna con las miles de preguntas que se me pasan por la cabeza. Pero, sobre todo, para explicarle lo que hemos creado gracias a ella.

Por ello, cada una de las estaciones que Setsuko ha visitado, y que forman parte de este viaje, las encontraréis aquí representadas, en tinta sobre papel japonés hecho a mano.

Asimismo, veréis que, en cada estación, también están presentes algunas de las artesanías tradicionales de la prefectura en la que se encuentra. Eso es algo que no cuenta ella en sus cartas, pero que yo me he permitido añadir.

Siempre me ha apasionado el Kōgei —la artesanía tradicional japonesa— y su particular modo de relatar el paso del tiempo, de una generación a la siguiente. Desde tiempos antiguos, el pueblo japonés ha creído que una fuerza vital reside en todas las creaciones. Incluso en aquellas que, a simple vista, parecen inertes.

Y el mero hecho de que se trate de objetos cotidianos no evita que, entre sus vetas, entre sus hilos o entre sus poros, un sinfín de historias y recuerdos alberguen en ellos.

Hasta el momento, mi fortuito encuentro con Setsuko-san me ha ayudado a comprender que uno no debe vivir en el pasado, pero sí vivir el pasado. Y recordar que su sabiduría inherente no distingue entre eras.

A nivel personal, con este relato me gustaría devolver un poco, y mostrar mi gratitud, a una nación que me ha dado tanto. Y que continúa, sin cesar, haciéndome sentir cosas que apenas tengo palabras para expresar.

Como sabéis, las frases que aparecen en cada una de las notas son la interpretación, a una escena concreta, de nuestra viajera Setsuko. Pero cada persona puede tener las suyas propias, y todas son correctas, todas son hermosas.

De hecho, podrán existir tantas como viajeros suban al tren.

Disfrutad del camino.. ¡Y nos vemos en él!

Nuestro buzón

A través de sus cartas, Setsuko-san logra que, para mí, ella deje de ser una desconocida. E, incluso, quizás ya, para ella, yo tampoco lo sea.
‘Nuestro buzón’ es el suyo conmigo, pero también el vuestro, y el mío.

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